En 2001, René Barbier, tuvo la oportunidad de comprar una pequeña parcela de viñedo viejo de costera, Los Bellvisos, abandonada, fascinante, emplazada en medio de un encinar empinado, espectacular… Fue en el mismo momento en que entró en su vida, Sara Pérez.
Recuperamos este viñedo, rincón irreductible donde se podía plantear un vino en equilibrio con el entorno y un proyecto donde las necesidades de intervención estuvieran de acuerdo con nuestra filosofía de vida: un proyecto ecológico y sostenible donde pudiéramos cerrar el círculo de la vida.